La cultura de Bielorrusia es producto de un milenio de evolución bajo la influencia de diversos factores y condiciones. Entre estos se destacan la geografía y el medio ambiente; el trasfondo etnográfico del pueblo de Bielorrusia (la mezcla de los migrantes eslavos con los nativos bálticos); el paganismo de los colonos originales y los pueblos originarios; la cristiandad bizantina como nexo entre la religión ortodoxa y su tradición literaria; la falta de fronteras naturales del país; los ríos que fluyen hacia el Mar Negro y el Mar Báltico; y el conjunto de religiones que se practican en la región (Catolicismo, Ortodoxos, Judaísmo, e Islam).[1]
Una influencia Occidental temprana sobre la cultura de Bielorrusia fueron los estatutos bajo el Derecho de Magdeburgo que otorgaron derechos de autogobierno municipal y estaban basados en las leyes de las ciudades alemanas. Estos derechos fueron concedidos en los siglos catorce y quince por Duques y Reyes, a varias ciudades, incluidas Brest, Hrodna, Slutsk, y Minsk. La tradición de autogobierno no solo permitió facilitar los contactos con Europa Occidental sino que también alentó la confianza en los recursos y capacidades propias, y un sentimiento de responsabilidad cívica.[1]
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